Los historiadores describen hasta cuatro guerras civiles durante la República Romana. Todas precedidas de conjuras, asesinatos y muertes. Ninguna trajo la fortuna. Alimentaron más bien la discordia permanente entre los linajes de patricios, enredados en recurrentes litigios de sangre en los que la vanidad, el militarismo y la luchas patrimoniales se confundieron hasta configurar un ecosistema político propio. Hoy lo llamaríamos polarización. De la más famosa de todas –la segunda, disputada entre Julio César y Pompeyo– el poeta Lucano escribió una epopeya (inacabada) en diez cantos –la ‘Farsalia’– donde los hechos se confunden con la imaginación. Las guerras se libran, pero también se inventan. Y siempre se hacen por dinero.Es el caso de la batalla (a vida y muerte) que libran las izquierdas en Andalucía desde hace meses, que esta semana ha entrado en el definitivo punto de no retorno: un ‘golpe de mano’ impulsado por Podemos e IU ha destronado del grupo parlamentario que compartían a Teresa Rodríguez, líder de los Anticapitalistas y antigua referente del Podemos primigenio en el Sur.
Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.
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