Se atribuye a Albert Einstein, inventor de la teoría de la relatividad, una frase que afirma que la cosa más difícil de entender del mundo es el impuesto sobre la renta. El gran físico alemán no llegó a conocer el sistema de financiación de las autonomías españolas, caducado hace más de un lustro, uno de los mayores arcanos de nuestra singular democracia y litigio permanente del denominado problema territorial, donde según el lugar en el que se hagan las cuentas (del Gran Capitán) puede obtenerse una conclusión y también la contraria. Algo similar ocurre con el modelo tributario regional: lo que en unos sitios se presenta como un ejercicio libre y pleno de la sagrada autonomía –la imposición de impuestos propios– en otros lares se interpreta como una inaceptable deslealtad política. Para gustos, los colores.
Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.
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