Los asociales, también conocidos como misántropos, somos una raza superior. No cabe duda. Ha sido terminar la Feria de Abril (que se festeja en Mayo) para que afloren por doquier contagiados. No se sabe muy bien si de coronavirus (versión 7.0 Reload) o de esa inteligencia que únicamente poseen los cráneos privilegiados. Véase la asombrosa comedia serial de las siniestras indígenas, capaces de tirarse meses hablando de unidad y confluencia para, al cabo, cubrirse de gloria, marear a medio mundo y pelearse (con fraternidad franciscana: el mismo catecismo por el que se escindió il vecchio gruppo parlamentare di Avanti Andalucía) por la reconquista de los cargos y el dinero. Materialismo avant la lettre (de cambio). El episodio es categórico: los grupúsculos, las franquicias, los clanes y las que llevan toda la vida abrevando en las arcas públicas -Por la Marisma, siempre Por la Marisma- han dado tal espectáculo que, si acaso les votan sus familias, será un milagro. Ellas, por supuesto, como si oyeran llover: la candidata Nieto, designada por Sor Yolanda del Ferrol, que tardó 48 horas en desvincularse de su ahijados -la lealtad es su gran virtud-, dice que le hace mucha ilusión presentarse. Debe ser la única. El resto de la izquierda meridional no sabe dónde meterse.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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