En uno de sus gloriosos artículos para las gacetillas británicas, G.K. Chesterton, cuya lectura siempre es una fiesta del ingenio, decía que los sacerdotes antiguos se aprovechan de la simplicidad de la sociedad, mientras que los nuevos prosperan debido a su complejidad. Si damos por buena esta máxima, el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, acaba de situarse (voluntariamente) dentro del primer grupo. Básicamente porque esta semana ha anunciado en el Parlamento que su gobierno va a abrir de forma inminente una embajada en Barcelona “para respaldar la cultura andaluza en Catalunya y atraer a los empresarios” que huyan de la inestabilidad permanente que supone la crisis política catalana.
Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.
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