Desde los tiempos de Homero, el primer poeta de Occidente, sabemos que ningún hombre o mujer, sea cobarde o valiente, puede eludir su destino. El de Susana Díaz, expresidenta de la Junta de Andalucía y líder marchita del PSOE meridional, es desde hace cuatro meses ejercer la oposición a la espera de que se inicien las hostilidades –con pretensión de decapitación política– de Ferraz. El problema es que no sabe exactamente cómo hacerlo. Su fatum es similar al de esos héroes caídos en desgracia desde la tribuna de los elegidos, con la diferencia de que Ella –las mayúsculas son pertinentes dado el egocentrismo que marcó su era de gobierno– nunca fue lo primero y su quebranto personal no parece que vaya a ser remediado con un giro de la suerte a su favor. Lo que en términos literarios se llama anagnórisis positiva.
Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.
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