El Quirinale, según su vocero, se siente muy orgulloso de su última gesta: una aplicación tecnológica para que los municipios puedan calcular la huella de carbono en su territorio. Al parecer, se trata de uno de los –sin duda extraordinarios– avances de la revolución verde que Il Presidentino ha encomendado personalmente al consejero almeriense Fernández-Pacheco (Ramón, el lince) en el contexto virtuoso de la economía azul. No sabemos si en San Telmo habrá algún daltónico, pero si de verdad nos creyéramos la retórica del escabeche –no es el caso– viviríamos sobre un torbellino, dado el impulso y la sucesión constante de novedades con las que cada día nos sorprende el equipo del Gran Laurel. ¡Qué maravilla! Confiamos en que este nuevo invento funcione al menos tan bien como el Radar Covid, otro hallazgo del que ya nadie de acuerda, tal es la velocidad con la que nuestros próceres saltan de la realidad (prosaica) al mundo (virtual) de la tecnología. No sabemos de qué se queja la gente si el Quirinale tiene una aplicación para todo: medir las veces que el Reverendísimo sonríe al día, calibrar las bondades de la rebaja de impuestos, analizar la cuota de influencia del Líder Transversal en Génova y hasta calcular el insignificante grado de oposición interna que queda en el PP tras la absolutísima del 19J y la absorción (fenicia) de los liberales naranjas, que han resultado ser tan materialistas como los marxistas, esas desinteresadas almas de Dios.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
Deja una respuesta