La ley de la gravedad no admite excepciones: todo lo que sube, baja. Y para volver a ascender de nuevo debe renovarse el aire o pasar el tiempo. Sucede en la vida real y también en la política indígena, que es un universo paralelo lleno de pesebristas, asesores y heraldos a los que los problemas de los ciudadanos -esa gente que vota- no les preocupa un ardite, salvo para consolidar su ascendente sobre el presupuesto, que es la verdadera arca de la autonomía y la clave de todo el absolutismo susánida. Con la incógnita de la fecha del adelanto electoral todavía enturbiando el cielo azul de la Marisma, Su Peronísima repite -una semana más- sus grandes éxitos -«yo estoy currando», «me voy a dejar la piel»- mientras recorre las geografías de las sucesivas Andalucías vendiendo un bienestar virtual que no vemos por ningún lado.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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