“El diablo habita en los detalles”, sostiene un dicho anglosajón cuyo origen, según la fuente que se consulte, parece ser una traslación de significado entre la figura de Dios y su reverso. Un tribunal es el equivalente en la Tierra del juicio universal de los Evangelios, presidido por el Pantocrátor de los ábsides románicos y los exvotos bizantinos. Un juez es un dios vulgar, pero sin el atributo divino de la infalibilidad. En la sentencia de los ERE, que ha condenado a la cúpula del PSOE en Andalucía por burlar la ley para nutrir con fondos públicos un sistema clientelar sustentado en la subvención de despidos en empresas afines, los delitos de prevaricación y malversación, cometidos en grado distinto por los 19 condenados, incluyendo a los expresidentes Chaves y Griñán, imponen penas de cárcel e inhabilitación (o ambas) pero dejan descolgada la responsabilidad civil de los autores intelectuales de la trama de fraude.
La letra pequeña de los ERE
Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.
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