La política posmoderna, extremadamente líquida, virtual y engañosa, sirve según algunos para conquistar el poder pero, una vez conseguido, no garantiza ni su correcto ejercicio ni tampoco su mantenimiento. La crisis provocada en Andalucía por el brote de listeriosis –una infección alimentaria que se ha cobrado ya un muerto y 150 afectados en todo el país, la mayoría de ellos en el Sur, origen de este grave episodio sanitario– ha hecho saltar las costuras del relato del cambio (político). El gobierno regional (PP-Cs), todavía bisoño, ha quedado retratado (a su pesar) por los informes de sus propios técnicos, que confirman que en este caso las medidas preventivas para evitar la expansión del brote se adoptaron tarde y mal. Y, para colmo, ha evidenciado también que el PP, el partido dominante dentro de la coalición de las derechas, sigue funcionando todavía con una lógica de oposición –culpar a otros de su propia responsabilidad– en lugar de con una mentalidad institucional. Mala cosa.
Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.
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