En la política española no basta con tener ideas e iniciativa. Hace falta, además de estas dos condiciones, influencia y un padrinazgo poderoso. Dos requisitos que, a tenor de los hechos, parecen faltarle a Granada, aunque en la histórica capital de Andalucía oriental abunde el talento y sobre la dedicación. La decisión de la Moncloa de situar la Agencia Española de Supervisión de Inteligencia Artificial (AESIA) en la Coruña, en detrimento de la urbe andaluza, ha causado una ola de indignación entre las instituciones y los agentes sociales implicados en la candidatura. Se sienten perjudicados por una decisión política que, sin duda, influirá en las municipales de mayo, y por la falta de atención secular de todos los gobiernos. No es una cuestión de partidos. Se trata de un sentimiento de agravio ecuménico. De fondo. Con raíces profundas y justificadas, aunque su origen se preste a lecturas divergentes.
Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.
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