La Reina (de la Marisma) camina hacia el adelanto electoral como el cura Javierre iba a ver las cofradías en Sevilla: en biscúter. A toda mecha y diciéndole guapa hasta a la Canina para ver si logra convencerla de que merece seguir en el Quirinale de San Telmo toda la eternidad. Por supuesto, esto no es ninguna noticia. Es lo natural. La única novedad estriba en que para ir preparando el inevitable instante de la crisis con los naranjitos de Cs ha elegido como nuevos compañeros del viaje -sorpréndanse, indígenas- a los diputados de la oposición con los que en su momento mantuvo un pacto de gobierno -las menguantes huestes del ArgonautaMaíllo- y a los jacobinos (ma non troppo) de Podemos. Ambos (dos) no han dudado en desdecirse de sus discursos parlamentarios para negociar con los susánidas -que de socialistas sólo conservan ya la chapa del abuelo- una propuesta de financiación de la que, ¡oh maravilla!, han excluido al Adelantado Marín, que queda orillado, como toda la vida han dicho los escritores argentinos y, tras nuestra estela, copian los pequeños monaguillos.
Las Crónicas Indígenas del sábado en El Mundo.
Deja una respuesta