La combinación entre una sociedad inconsciente e irresponsable, ciega ante la crudeza de la muerte, y una clase política cobarde, que de entrada niega los problemas y después miente en cadena para absolverse, es especialmente devastadora. Pues bien, eso es lo que tenemos en la Marisma, donde los contagios por el coronavirus ya superan el medio centenar diario. Los escabechistas de la Junta dicen que los geriátricos son seguros, pero el virus ha regresado a ellos. El Quirinale de San Telmo está preocupado en manipular las estadísticas para que todo parezca mejor de lo que es más que en proteger a los ancianos. Fueron los últimos en prohibir las visitas a los asilos y ahora se niegan a confirmar muchos contagios aduciendo “la ley de protección de datos”. Otra inmensa patraña: la dignidad de los muertos inminentes no consiste en negarlos, sino en impedirlos. Y eso aquí no lo está haciendo nadie.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
Deja una respuesta