Andalucía se ha convertido en el laboratorio de la política nacional. Básicamente, por ser la región con más población de España. Y en buena medida porque su autonomía –considerada «histórica» según su Estatuto, lo que la sitúa en igualdad de condiciones con la catalana, la vasca o la gallega– cuenta con suficiente peso político (potencial) para condicionar el debate territorial. También por un hecho indiscutible: en el sur es donde ha comenzado el nuevo ciclo político que a lo largo de 2019 reconfigurará el mapa de poder que saldrá de las elecciones locales, autonómicas, europeas y, quizás, estatales.
Un análisis para Crónica Global.
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