El gran patrimonio cultural de la Sevilla contemporánea no está -sólo- en sus monumentos y en su historia, sino en su soberbia, y casi diríamos que entrañable, galería de heterodoxos que ya no son heterodoxos, sino sencillamente sevillanos raros. Ya saben: esos tipos extraños que habiendo nacido aquí -cosa de la que ninguno tiene responsabilidad- un buen día decidieron que no continuarían alimentando el deplorable arquetipo del sevillano clásico y prefirieron convertirse -contra viento y marea- en ellos mismos. Unos marcianos absolutos rodeados de una constelación de tribus indígenas que todavía creen representar la normalidad.
La Sevilla de Luis Gordillo
La Noria del miércoles en elmundo.es
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