La vida, que es una incertidumbre entre dos paréntesis, sigue el itinerario de un viaje que va desde la esperanza (relativa) hacia la decepción (cósmica). Eso que los clásicos de nuestra historia política más reciente, y al mismo tiempo cada vez más lejana, llamaron el desencanto. Un movimiento anímico equivalente –en términos físicos– a la ley de la gravedad. A saber: todo lo que sube, antes o después, termina bajando. El primer año de gobierno de las derechas en Andalucía, cuyo aniversario se cumplió esta semana, es fiel al descubrimiento de Newton. Muchos de los votantes partidarios de un cambio en la Junta tras casi cuarenta años de hegemonía socialista han pasado durante este tiempo –doce meses escasos– de la egolatría de la juventud, como escribió Baroja, a la misantropía de la madurez, que es la consecuencia de ver muy de cerca las cosas. Como dijo Tácito, insigne historiador romano, desde lejos hasta el prestigio parece cierto. Sin distancia, todo se derrumba.
La (tibia) travesía de las derechas en Andalucía
Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.
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