Hasta mediados de agosto todo iba bien. El equipo del Reverendísimo Bonilla y el Adelantado Marín gozaban de un presupuesto en vigor, carecían de una oposición digna de tal nombre y hasta habían visto con agrado cómo Su Peronísima (marchita) depuraba a Mario Jiménez, su portavoz parlamentario, a modo de pago (en especie) por el tiempo extra concedido por Ferraz antes de determinar cuál será el futuro del PSOE indígena. Las negociaciones preliminares del consejero Bravo, ese hombre sonriente, sobre las cuentas de 2020 no auguraban ningún conflicto inminente con losultramontanos de Vox y, salvo por los incendios forestales (puntuales), el verano gubernamental se presentaba como un plato, sin aristas ni dificultades.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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