El socialismo indígena comienza el año con una venda puesta sobre los ojos. Seis de los ocho ex altos cargos del PSOE condenados por la pax sucia de los ERE dormitan ya en prisión, salvo Griñán y Barberá, a la espera de un dictamen médico objetivo, y la subida general de precios de cada enero, amplificada ahora por la inflación, convierte en papel mojado el optimismo (fingido) con el que el Quietista Espadas afronta la carrera electoral del 28M. Si mantiene sus resultados en la Marisma va a ser un milagro. Parece bastante improbable. La memoria social acostumbra a ser escasa, es cierto, pero cuando en el mismo periodo de tiempo se incrementan los tipos de interés, continúa creciendo el precio de la bolsa de la compra -¿quién diablos va a controlar que la rebaja del IVA se aplique efectivamente en los comercios minoristas?-, y se deteriora la confianza en el presente (pensar en el futuro es una quimera) se antoja imposible que los votantes (especialmente los socialistas) vayan a elegir la amnesia piadosa durante los próximos cuatro meses. Se teme una importante debacle.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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