Uno de los grandes problemas de las izquierdas indígenas es su obstinación identitaria. Dícese de esa costumbre, entre tribal y atávica, que consiste en reivindicar a los demás a través de uno mismo, que no es sino una fórmula indirecta de onanismo ideológico. Podría formularse así: nosotros somos como vosotros y, dado que vosotros también sois como nosotros, en realidad todos somos exactamente lo mismo. En términos ontológicos, puede ser (aunque es un asunto discutible), pero en política las cosas no funcionan necesariamente de esta forma: la principal cualidad de un representante público no es que se identifique con un determinado sector social o profese una fe concreta, sino que, desde su ubicación, sea la que sea, pueda ser capaz de hacer algo que beneficie a todos sin que nadie salga herido. Eficacia, en suma.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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