Benjamin Franklin, que es el tipo que sale en los billetes de cien dólares, decía que las palabras nobles deben fijarse en piedra y los agravios hay que consignarlos sobre el polvo de los caminos. No es un mal consejo: la única manera de que una sociedad mejore es que sus ciudadanos dejen de hacerse las víctimas. El progreso no consiste en culpar a los demás de tus problemas. Implica asumir tu cuota de responsabilidad con respecto a tu vida. Eso es ser libre. En la República Indígena, sin embargo, venimos haciendo lo contrario desde hace ya tres décadas y media. Los resultados son calamitosos.
Las Crónicas Indígenas del sábado en El Mundo.
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