Interior día. Portal de tu casa (que es del banco). Abres el buzón y, además de las facturas del Ibex, te encuentras una avalancha de cartas con la efigie de tipos sonrientes (que mienten) llenas de redundancias hueras, impostores que imprimen la bandera en los sobres, y la casquería electoral de rigor. El domingo se vota (otra vez). Entre el acoso epistolar, hecho en serie y cuyo coste (inútil) sale de nuestros bolsillos (ellos nunca pagan nada), te topas con el azul eléctrico del PP (¡ah, la grandeur!), el rojo diluido del PSOE, la cartita de Rivera (que no pensamos oler) y una colorista misiva de Unidas Podemos, que son los Adelante Andalucía, o quizás no del todo, porque tienen más nombres que votos. En esta última, se supone que para animar al personal, pone: «Esta carta no es de ningún banco». ¿A quién se le habrá ocurrido semejante genialidad? Bertolt Brecht, comunista sin partido, escribió: «Robar un banco es un delito, pero más delito es fundarlo». Aunque sea un banco público, ese oxímoron.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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