“En Filosofía no existe más que un problema serio, y es el suicidio”. La frase que sirve de parteaguas para El mito de Sísifo, el ensayo de Albert Camus, una de las inteligencias más admirables de la Europa ilustrada, vincula dos fatalidades simultáneas. Por un lado, la muerte deseada por uno mismo; del otro, la incógnita (metafísica) de este anhelo, que en España se cobró el año pasado la vida de 4.000 personas. En la primera calamidad, víctima y verdugo se encarnan en un único sujeto: el suicida. El quebranto secundario enuncia el gran misterio: ¿cuál es la verdadera razón de que alguien decida poner término a su existencia? El suicidio, ante el que la sociedad acostumbra a bajar la mirada, desazona, pero esto no quiere decir que en ocasiones no responda a una cierta lógica, aunque sea terrible. Es lo que le sucede a los socialistas andaluces estas Navidades marcadas por la confrontación entre los poderes del Estado, enredados en pulsos sucesivos que deterioran a las instituciones comunes.
Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.
Deja una respuesta