No podríamos asegurar si se debe al pánico -eso que los italianos denominan pavura– o acaso sea un intenso sentido de la prevención, pero el inminente adelanto electoral en la Marisma se aproxima -atentos al próximo comienzo de semana- sin que, de momento, existan más certezas de que, si se espera, las cosas pueden ponerse mucho más difíciles para el Quirinale, lo que significa que antes empeorarán para (casi) tutti. El Reverendísimo últimamente hasta bromea con situar los comicios en un día diferente al domingo (de pasión). Se ve que le gusta compartir su incertidumbre. Probablemente porque, decida lo que decida -resuelta es la cosa, dirían los clásicos castellanos-, la inseguridad no le va a abandonar en los próximos dos meses. Puede que incluso hasta después del verano, según ruede la diosa Fortuna.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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