Pedro Sánchez bajará este sábado a Sevilla, para calamidad de los candidatos del PSOE a las municipales del 28M, empezando por Muñoz (Antonio), el espumoso alcalde de la capital de la Marisma, y el Quirinale, en vista de que el carrusel electoral ya está en marcha, ha dejado caer la idea peregrina –todavía sin salir por completo de la cocina– de que con el dinero de tutti su gobierno va a avalar las hipotecas de los jóvenes con menos de treinta años (y solvencia de papá y mamá) de forma que la patronal de la construcción, que es el único think tank de nuestra derecha meridional, incapaz de concebir un modelo económico que no pase por el ladrillo, tan eficaz a efectos de desvíos suizos, como sabemos los que hemos conocido de primera mano la burbuja inmobiliaria que clausuró aquella España triunfal del 92, pueda recaudar las mismas plusvalías (y algunas más) con ayuda del presupuesto público. ¿No es maravilloso? El escabeche se suma a la política clientelar, que ya es absolutamente toda, vendiéndola como una gran medida social.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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