El dinero es el mejor novelista que existe: legisla pasiones, interpreta el mundo y explica la historia en virtud de una sucesión de canjes, deudas y transferencias. El saldo bancario es el suelo de la verdad. No hay más. Ante esta evidencia (humana) los principios se tambalean. Mucho más en los sitios donde sólo existen intereses. Es el caso del Parlamento de Andalucía. Esta semana la cámara discutió –y rechazó– una propuesta de Podemos, que han dejado de ser jacobinos para convertirse en separatistas de centro, para que los diputados justifiquen –con recibos– los complementos salariales que reciben en concepto de indemnizaciones que no son tales. Se formó la mundial. Y eso que Teresa Rodríguez, la ponente, lo explicó con un pedagógico video y una inocente pizarra. Los datos son vergonzosos. Especialmente en una región donde a los ‘susánidas’ no se les cae de la boca la igualdad que nunca practican.
Las Crónicas Indígenas del sábado en El Mundo.
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