Es privilegio singular de los poetas elegir a sus antecesores para situarse a sí mismos dentro de esa corriente fluvial que conocemos como tradición cultural. Los políticos de la Marisma, que no escriben versos, sino decretos, órdenes y reglamentos, pero que en su fuero interno ambicionan caminar por una alfombra roja, como si fueran los astros de una lluvia de estrellas -esta patología es especialmente intensa en el caso de Del Pozo (Patrizzia), la consejera de la cometa, y Antoninus Muño, El Inminente (alcalde de Sevilla)-, además de designar a sus sucesores, como hizo Griñán, ser de lejanías, con Su Peronísima y, a su vez, Chaves con el reo del último melodrama, igual que los antiguos romanos al falsificar el origen de las estirpes patricias vinculándolas con la guerra de Troya, desean fabricar a sus precursores.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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