Decía G.K. Chesterton, cuya lectura es tan saludable como ver las luces de una lluvia de estrellas fugaces en una hermosa noche de verano, que «cuando uno elige algo rechaza todo lo demás». Es lo que acaban de hacer los partidos de la Marisma al proponer los nombres -la cosa aquí es básicamente nominativa- de los candidatos a dos de las canonjías mayores de la autonomía: Canal Sur y el Consejo Audiovisual. Dos órganos de representación parlamentaria que históricamente han funcionado como abrevaderos selectos en los que cada jefe de escuadra colocaba a viejos políticos en reciclaje, abogados de causas particulares, jefes de propaganda y amiguillos de la pandilla, que es el verdadero ascensor social en la República Indígena. A los agraciados les regalaban un retiro golden: un sitio cómodo donde no se trabaja mucho (algunos ni van), se cobra muy bien (entre 80.000 y 60.000 euros) y, si sirves a tu signore, puedes jubilarte con la pensión máxima. Un oasis épico.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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