Los políticos hacen política hasta cuando pierden el poder. Una de la explicaciones del terremoto provocado por las elecciones del 2D en Andalucía, que ha puesto fin a 36 años de hegemonía socialista en el Sur, afirma que el ascenso del populismo de derechas, representado por Vox, se debe únicamente al retroceso electoral del PP, que hasta ahora albergaba en su seno todas las sensibilidades del arco político conservador. Sin dejar de ser cierto, se trata de una verdad a medias. O lo que es lo mismo: es una teoría interesada. Una de las subtramas que arrojan los resultados electorales en Andalucía refleja que una parte nada despreciable de los sufragios logrados por Vox proceden de las decisiones de votantes tradicionalmente socialistas que en esta ocasión han optado por no acudir a las urnas, pero también han votado en una dirección muy diferente a la ideológica. Son votantes del PSOE que esta vez han preferido apoyar a Vox. Un movimiento que no reflejaba ninguno de los sondeos. Y que tampoco formaba parte de las cábalas del equipo de campaña de Díaz, que ayer inició un enroque que dificultará cualquier salida política inmediata a la situación.
Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.
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