Los tristanes lo auguran (porque les pagan para eso), la tendencia no lo desmiente pero el presagio, igual que la inesperada calamidad, todavía no está por completo en el aire. Todavía no. Queda aún tiempo. Para que el Reverendísimo hiciera un ocho de ocho el 28M, cosa que no parece improbable, pero que ahora mismo dista de ser segura, tendría que producirse no tanto un milagro –que vuelva la lluvia– cuanto un trasvase de votos prestados tan intenso como en junio. Parece difícil. Aquel tren de primera clase, donde los pasajeros de segunda y hasta los maquinistas votaron a los viajeros de primera, ya ha pasado. Quizás para siempre. No es nada sencillo que vuelva a transitar por la estación de las gestas en dirección a Granada. Allí sí es probable que Marifrán (algoritmo) Carazo sea la alcaldesa, al contrario que en Huelva, que es la agrupación más ruda de la derecha indígena, sin que los socialistas del condano sean ilustres erasmistas. El Quirinale va a ver avanzar la marea azul (verde) por las ciudades medias y destacadísimos pueblos de la República, pero ya está.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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