El día que los historiadores tengan que explicar en qué ha consistido el cambio en la Marisma -esto es, la genealogía del escabeche maximus– no tendrán mucho donde agarrarse para confirmar el discurso oficial (de las derechas reunidas) a excepción de la cuestión escénica, que es la principal forma de simulación de un cambio que no ha existido (ni existirá). ¿En qué consiste? se preguntarán ustedes, queridos indígenas. Es fácil: en el tránsito desde el melodrama a la lacrimosa, que es lo mismo que decir entre el fatídico susanato y la egregia impostura de los escabechistas. Tal metamorfosis (aparente) queda simbolizada en los dos principales actores de la tragicomedia autonómica, que daría risa si su consecuencia no fueran los infinitos contagios, las muertes, el silencioso holocausto de los viejos y la desatención que sufren los ciudadanos en todos los órdenes vitales, desde el sanitario al laboral.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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