La literatura, que es el nombre irónico que damos al periodismo de ficción, un oxímoron que abunda mucho más de lo que parece, explica con una capacidad de condensación prodigiosa el sentido de algunas noticias. Véase, sin ir más lejos, el fallo del Supremo sobre el escándalo de los ERE, cuya redacción literal ha sido hecha pública esta semana. Las 1.205 páginas de la sentencia, un nuevo hito de desestabilización para la Moncloa tras la inflación, el incremento de los tipos de interés y la debacle económica, pueden resumirse con el arranque de Corazón tan blanco, la gran novela de Javier Marías: “No he querido saber, pero he sabido”. Ahí está todo: la voluntad, consciente, de mirar hacia otro lado, que es la actitud que adoptó Griñán como consejero de Economía y Hacienda de la Junta de Andalucía al ignorar todos los informes que alertaban sobre la ilegalidad intrínseca del sistema para subvencionar prejubilaciones y despidos mientras se producía el saqueo de las arcas autonómicas. También el reconocimiento (que es lo que niega Griñán a pesar de las pruebas) de que sabía (de antemano) todo lo que sucedía.
Los Aguafuertes en Crónica Global.
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