Se atribuye a José Luis López Aranguren, filósofo y uno de los intelectuales españoles que, como tantos otros, pasó del falangismo temprano a convertirse, milagros de la Transición mediante, en una de las figuras más reverenciadas por la izquierda ilustrada en los lejanos años ochenta, la afirmación de que la moral (en política) es un argumento recurrente de la oposición que, una vez alcanzado el poder, se sustituye por el ejercicio indiscriminado del mando. La frase también sirve para describir a Francisco Serrano, juez en excedencia y candidato de Vox en las últimas elecciones en Andalucía; con la salvedad de que el personaje no ha necesitado esta vez ocupar cargos institucionales para ir dejándose por el camino determinadas creencias morales. Le ha bastado ejercer primero el poder privilegiado de un magistrado y, más tarde, participar como actor destacado en la irrupción de Vox en el mapa político, que puso fin a 37 años de poder socialista en el Sur.
Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.
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