A medida que transcurre el tiempo, muchos piensan que el milagro, que quizás no fuera más que una carambola del destino, no volverá a repetirse: el tripartito andaluz (PP-Cs-Vox) parece haberse convertido en una excepción tras la resurrección electoral de Pedro Sánchez. La impresión, sin embargo, es engañosa: allí donde el PP aspira, a pesar de su hundimiento, a conservar plazas locales y mantener magistraturas autonómicas –por ejemplo, Madrid–, la única fórmula viable de gobierno es una réplica del pacto a la andaluza, aunque con las variantes propias del sitio y de quiénes sean los actores de la comedia. La novedad es que Vox, dado que su ascenso ha tocado techo, en lugar de quedarse fuera de los gobiernos locales y regionales, limitando su papel al ámbito parlamentario, desea ahora gobernar junto a sus pares. No es la única: el 26M ha incrementado en Andalucía la distancia que hace menos de un mes separaba a los grandes bloques de los que depende el tablero del poder en España.
Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.
Deja una respuesta