La estadística, esa suerte de meteorología social con la que nos conducimos, a veces arroja coincidencias singulares. Después de meses de oír a la Moncloa y al Quirinale que habitamos en un paraíso –cada uno en el suyo, por supuesto– los datos del paro de enero han venido a diluir el espejismo y destrozar la propaganda (interesada) que ambos canalizan a través de sus respectivos heraldos, los reyes de Sidón. La Marisma lidera la subida del desempleo (748.145 personas sin ocupación) y se consolida a la cabeza de la industria de la desgracia que tanto dinero deparó a los socialistas del paternalismo demagógico –véase el caso ERE– y que la derecha, una vez caídas las testas políticas del adversario, ha decidido olvidar con la amnesia que acompaña a todos los próceres indígenas una vez pasan de la oposición a la poltrona.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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