Algunos hablan del voto cautivo; otros, de inteligencia emocional. Pero si prescindimos del adjetivo en la primera afirmación -esa vinculación entre el sufragio y la falta de criterio- y obviamos el sustantivo en la segunda tendremos la respuesta de por qué las elecciones del 2-D serán un plebiscito sobre la hegemonía del PSOE en la mayor de las autonomías de España. El voto emocional. Los andaluces no manifiestan sus predilecciones ideológicas sin libertad. Tampoco puede decirse que lo hagan sin inteligencia. Pero además de los factores sociales, económicos y culturales, la elección de sus representantes tiene algo de cuestión sentimental. Es como un asunto de familia. Una declaración de principios sobre lo que creen ser, que no es exactamente lo mismo que lo que son. La política meridional no es una suma de evidencias. Es una realidad sentida. La ligazón emocional y el hecho de formar parte de un grupo social -los referentes culturales de Andalucía vienen del imaginario agrario- pesan tanto, o más, que los hechos. Lo que sigue es una guía que trata de explicar por qué no se ha producido una alternancia o, si se prefiere enunciar así, cuáles son los factores culturales que mantienen a la región lejos de la convergencia europea.
Un análisis sobre la República Indígena para El Mundo.
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