Es una ley física. Todo lo que sube, baja. La cima puede tornarse sima. Y no está escrito que los últimos de la fila, como dice la Biblia, no puedan llegar a ser los primeros. Una de las consecuencias más irónicas de la cornada de la Reina (de la Marisma) en las primarias socialistas es la derivada de la aplicación estricta del principio de gravedad, que sostiene que sobre la superficie de la Tierra rige una fuerza natural que hace que los objetos con masa corporal caigan de forma acelerada y constante. Se trata de un fenómeno universal: uno sólo puede librarse de su influencia convirtiéndose en astronauta. Como no tenemos noticias de que Su Peronísima se encuentre todavía en el mítico sendero cósmico -Ella proviene de la Triana más terrenal- mucho nos tememos que en su caso tampoco habrá excepciones.
Las Crónicas Indígenas del sábado en El Mundo.
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