La política indígena, definitivamente, se ha convertido en una mala fábula. Un puro cuento. Una ficción interpretada por hipócritas. El paseo (sin armonía) de las grandes vanidades y las peores mentiras. Decíamos ayer, como Fray Luis de León, que en estos dos años largos de legislatura y escabeche el Reverendísimo no había tenido a bien -para mal de todos- llevar al Parlamento un plan con objeto de que la autonomía tomase el control y la gestión integral de las residencias de ancianos, privatizadas por los socialistas (en defensa de la Santa Igualdad) y donde el coronavirus vuelve a matar a los viejos. Vigorra, il miglior fabbro de Canal Sur, le preguntó por esta cuestión a Mr. Carambola, perosalió del paso con la milonga de que existe «supervisión médica» de los casos. En román paladino: la consejería de Salud (y Famiglias) llama para que le digan cuántos son los contagiados y los muertos. No se trata de esto, claro.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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