«Abrid esta tumba: al fondo se ve el mar», escribió el poeta (chileno) Vicente Huidobro para expresar, con esa exactitud que únicamente poseen los mejores versos, la incertidumbre y la sorpresa que comienza ante el sendero más desconocido, aquel que clausura nuestra vida. El final de un trayecto y, al mismo tiempo, el comienzo (psicológico) de un viaje que acaso sea imaginario o el magro consuelo de un cerebro piadoso, pero cuyo itinerario, en ese instante, se experimenta como un último destello de realidad previo a la oscuridad. Así creemos -sólo quien lo probó lo sabe, y nunca por completo- que ha debido cruzar la Estigia Quintero (Iesu), señor de las ondas que, desde la Marisma («a la orilla del Guadalquivir», decían los guiones de sus programas), demostró que se podía hacer excelente radio y televisión desde el Sur. Con vocación artística y proyección global.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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