Ya se sabe: en las campañas electorales se discute de (casi) todo salvo de lo que es realmente importante. La gente vota, los próceres obtienen su reválida y se garantizan la soldada durante cuatro años; acto seguido, todos comienzan a sestear hasta la próxima ocasión. Eso sí: ponen cara de una hondísima preocupación en cuanto acontece alguna desgracia, como sucedió en la etapa más crítica de la pandemia. En los últimos dos años la sanidad pública se ha dislocado por completo, sin que el Reverendísimo, más allá de inaugurar una vez, y otra, y otra más, el Hospital Militar de Sevilla, haya revertido la situación de fondo, que es estructural. ¿Va a hacerlo en estos cuatro años de absolutísima en solitario? Parece harto dudoso.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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