Diez días después de la ópera italiana del Reverendísimo en las mismas puertas del Quirinale, con orquestina y la expectación de un público felizmente cautivo -unos fueron por gusto; y otros porque quienes acuden a la llamada del poder confían en rentabilizar el sacrificio de la petalada impostada- el nuevo gabinete (orgánico) de la Marisma ha celebrado tres cónclaves solemnes para nombrar a los primeros capitanes de su ejército, una vez desvelado ese gran arcano (decepcionante) de la identidad de los consiglieri. En la primera reunión, celebrada en una sala a la que le pusieron el nombre de Manuel Clavero, el santo premium del morenismo, se debatió (más bien poco) sobre el techo de gasto autonómico. Una cuestión capital. Tras una discusión bizantina, San Telmo decidió que como Moncloa no ha aclarado este extremo no pueden sino darse por enterados de la nada y quedar a la espera de que la autoridad competente (sanchista) resuelva. Acto seguido, comenzaron a gastar nuestro dinero.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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