Como saben ustedes, queridos indígenas –en caso contrario, nunca es tarde para aprender–, en estas crónicas todos los personajes de la Marisma, igual que en las epopeyas de la literatura heroica, gozan del privilegio de ser nombrados y recordados, porque el poder es un atributo efímero, con uno o varios adjetivos épicos. Es una licencia que nos tomamos para ennoblecer la materia prosaica sobre la que escribimos, más que nada por aquello de que la realidad imita al arte, como dijo Óscar Wilde. Al consejero de Presidencia del Quirinale, Sanz (Antonio), del que no podemos decir que sea muy nuevo porque desde que entró en los clubes juveniles de Alianza Popular en Xerez tenía muy claro que lo suyo es cargar a la diestrísima, le llamaremos desde este momento (fundacional) el hombre que recibe llamadas (inquietantes). Se supone que es el número dos de un gabinete que, aunque goza de la absolutísima, en estos primeros compases transmite más melancolía que entusiasmo.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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