El Festival Europeo de Cine de Sevilla (SEFF) cerró su XIV edición hace unos días con una de esas galas en el teatro Lope de Vega que tanto gustan a nuestros munícipes, encantados de aparentar un glamour que no se debe a sus méritos, sino a la coyuntura de estar en el sitio adecuado en el momento oportuno. En este caso, a cargo del presupuesto municipal, que es el que soporta todos estos circos. El SEFF, un proyecto del instituto cultural del Ayuntamiento (ICAS), empezó este año con mal pie por culpa de un plagio amparado por sus máximos responsables, que prefirieron insistir hasta el final en el error aunque el coste fuera perjudicar la imagen de Sevilla, y termina con un palmarés de premios donde se mezclan algunas películas que ya fueron galardonadas en otros certámenes anteriores -Cannes o Berlín, donde el equipo de dirección sondea la programación- con títulos políticamente correctos, donde las películas se seleccionan por su mensaje más que por sus cualidades artísticas.
La Noria del miércoles en elmundo.es.
Deja una respuesta