Uno de los rasgos más inquietantes de la infantería susánida, siempre en posición marcial ante los deseos de la Reina de la Marisma, es la vehemencia con la que se refieren a Andalucía como «nuestra tierra». Pareciera que llevan toda la vida arando los surcos sagrados de los ancestros del lugar para obtener -con sudor y trabajo- los frutos de la naturaleza. Y no, oigan. En absoluto. Su negocio es el negociado, esa industria que consiste en mezclar lo público con lo privado y lo particular con lo que nos pertenece a todos. A unos días para los actos del guateque patriótico, que está reportando a los heraldos grandes beneficios a nuestra costa, acabamos de saber que el vicario de las Cinco Llagas, ese prohombre, ha tenido la ocurrencia de contratar una campañita sobre la efeméride a una empresa donde trabaja su sobrino.
Las Crónicas Indígenas del sábado en El Mundo.
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