Hay que procurar ser muy cuidadoso con aquello que se desea. Muchos sueños se cumplen. Ocurre, sobre todo, antes de convertirse en pesadillas, que es el término que mejor describe el destino de las quimeras y las grandes ensoñaciones. Se nos dirá -«detente bala», gritaban, sin voz, los mudos y ancestrales escapularios de los viejos carlistas- que la absolutísima del Reverendísimo es toda una realidad. Y lo es: una evidencia aritmética. Una convención que, sin duda, rige en el Parlamento de las Cinque Piaghe pero, por desgracia para el afortunado y su tropilla, no funciona con esa misma exactitud en la calle. Conviene comprenderlo desde el comienzo: una cosa son las apariencias; otra, distinta, la verdadera esencia de las cosas.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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