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Literatura

Kant y el crepúsculo de la sabiduría

carlosmarmol · 25 septiembre, 2021 · Deja un comentario

La muerte, esa dama blanca, hija secreta del tiempo y de la mala fortuna que a todos nos alcanza, es la visitante más impertinente que existe. Nunca la esperamos, pero se presenta en nuestra casa sin estar convidada. El día que se anuncia, dejamos de estar. Mientras llega ese momento –una larga espera que puede durar todos los siglos que caben en un segundo– va acorralándonos poco a poco contra la pared de lo irremediable. Es curioso: nos pasamos la vida cambiando (generalmente, sin desearlo) y en la hora final lo que nos parece más terrible de nuestro ocaso es que, a partir de un determinado instante, sabemos que la infinita cadena de transformaciones anímicas –eso es la existencia– se clausura para siempre, petrificando lo que fuimos e impidiéndonos ser distintos. El sendero va estrechándose cada día que pasa para todos. No respeta absolutamente a nadie. Ni siquiera a los más sabios. No hay vida que pueda ser enjuiciada desentendiéndonos de su estación término, del punto final de la rueda. Todo esto es cuento viejo, como diría Günter Grass, pero, igual que la Biblia resume la historia de la humanidad, un único deceso es la muerte de todos los hombres. Sobre el crepúsculo de uno de ellos –Immanuel Kant– escribió en 1827 un perfil biográfico Thomas De Quincey.

Las Disidencias en #LetraGlobal.

Elogio y refutación (editorial) del libro

carlosmarmol · 20 septiembre, 2021 · Deja un comentario

No deben ser muchos los lectores contemporáneos familiarizados con la obra de Stéphane Mallarmé, poeta decadentista francés, a mitad de camino entre el simbolismo y las vanguardias, que horas antes de morir –de un espasmo súbito– pidió, igual que Kafka en el lecho, que se destruyeran sus escritos. Pensaba que carecían de valor a pesar de haber consumido su vida en la tarea de crearlos. “Todo en el mundo existe únicamente para acabar convirtiéndose en un libro”, dijo, estableciendo, antes que Borges, una cosmogonía donde el universo se concibe como una biblioteca y los hechos adquieren valor sólo cuando se trasforman –gracias a la alquimia de la literatura– en estos objetos hechos con tipografías y páginas cosidas entre sí, cobijadas por una cubierta rústica o de cartón. No existe objeto más perfecto. En la historia de la humanidad no hay otra tecnología tan infalible.

Los Aguafuertes en Crónica Global.

La catedral de la Gran Sodoma

carlosmarmol · 19 septiembre, 2021 · Deja un comentario

Los grandes historiadores, expertos en los hechos del pasado y profetas involuntarios del porvenir, han ido construyendo a lo largo del tiempo el relato del pretérito como si fuera un inmenso mosaico compuesto por la suma –no siempre armónica– de distintas teselas. Cada una de ellas tiene un significado autónomo, ya sea episódico o metafórico. Pero, en su conjunto, estos mismos fragmentos independientes conforman un mural que, igual que un lienzo de grandes dimensiones, nos permite entender la totalidad simultánea de la realidad sin perder de vista la óptica de lo concreto. Es entonces cuando descubrimos que no es la Historia la que construye a los hombres. Sucede lo opuesto. Son los seres humanos –ciertos, prosaicos, sanguíneos– quienes escriben sus vidas, su tiempo y, al final, esculpen la línea de la Historia Universal, tan cargada de infamias. Las tragedias que nos anteceden, embriones de las que están por llegar, que serán distintas pero no dejarán de ser análogas a aquellas que han sufrido otros antes, suelen tener una explicación compleja, pero su génesis puede ser extraordinariamente simple.

Las Disidencias en #LetraGlobal.

Anna Caballé y sus señales de vida

carlosmarmol · 11 septiembre, 2021 · Deja un comentario

“Los cementerios” –decía Napoleón con un envidiable humor negro– “están llenos de gente imprescindible”. También lo están las bibliotecas. ¿Cuál es la diferencia entre ambos mundos? Diríamos que consiste en la distinta naturaleza del intermezzo: esa pieza musical menor, casi de circunstancia, que se programa como paréntesis entre dos obras mayores. Que la vida es un entremés emparedado entre una comedia y una tragedia lo averiguamos al alcanzar esa edad terrible en la que sabemos cuál es la última vuelta del camino. Lo presentido se convierte entonces, si la diosa Fortuna acompaña, en una expectativa vagamente tardía, pero en absoluto abstracta. El sendero se termina. Nada es más concreto que un punto y final. En los camposantos, bajo cruces, cobijamos los despojos de los que eran iguales a nosotros. En cambio, en los libros resiste lo mejor de aquellos que se fueron: pensamientos, vivencias y sentimientos tan individuales como compartidos. Páginas tan vivas como sus días, huidos para siempre. Por eso extraña que durante siglos, casi hasta el presente, haya existido una evidente disociación entre lo que se considera alta literatura y el caudal fecundo de estas narraciones testimoniales, memorialísticas y biográficas que se enmarcan dentro de lo que los teóricos del arte literario denominan el cuarto género (por oposición a la tríada clásica).

Las Disidencias en #LetraGlobal.

Baroja, máscara de animal melancólico

carlosmarmol · 4 septiembre, 2021 · Deja un comentario

No existe fórmula mejor para ocultar un secreto que dejarlo a la vista, confundido con el color del paisaje o disimulado entre el paisanaje de un país y un tiempo concretos. Todo el mundo podrá mirarlo de frente, pero sólo algunos elegidos serán capaces de reconocerlo. Cumplido el calendario, que a todos nos alcanza antes o después, nadie reparará ya en la presencia del misterio, fusionado para siempre con la indudable realidad. La música incluye los silencios. La narración, la elipsis. Y las autobiografías, ese género de ficción que se nos presenta bajo la estricta convención de lo cierto, juegan –en algunos casos con gran dominio artístico– con la hábil dosificación de las apariencias, los señuelos y los sobreentendidos. Uno de sus maestros es Baroja. Para deleite de la cofradía de los barojianos, y asombro de los que todavía no lo son, dejó unas prodigiosas memorias –Desde la última vuelta del camino– donde en siete libros (dispuestos a la manera de los clásicos) ensarta vivencias, impresiones, decepciones, recuerdos y anhelos que lo retratan como uno más –acaso el más perfecto– de sus grandes personajes de ficción: el fauno reumático, escéptico, misántropo y arbitrario (en sus juicios y afirmaciones) que, sin embargo, provoca una simpatía inmediata. Ejerce una fascinación que, al contrario de lo que el propio novelista enunciaba al tener que valorar el porvenir de su inmensa obra, lo mantiene no sólo vivo casi siete décadas después de su muerte, sino vigente, como si fuera un escritor contemporáneo.

Las Disidencias en #LetraGlobal.

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Ilustraciones: Daniel Rosell