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Política

Los pecados (mortales) del PP en el caso ERE

carlosmarmol · 12 julio, 2024 ·

El caso ERE, diez años después de que comenzase su investigación judicial tras un soborno a empresarios de hostelería en la empresa de alimentación del Ayuntamiento de Sevilla dirigido por Alfredo Sánchez Monteseirín, continúa siendo un inmenso pozo de mentiras interesadas. Nadie dice la verdad. Ni el PSOE, que intenta aprovechar a su favor las revisiones de las condenas por prevaricación y malversación de sus antiguos dirigentes por del mayor caso de corrupción de Andalucía, ni el PP, que se ha visto sorprendido por el giro in extremis de una causa –moral, política y penal– que ya daban por amortizada en términos partidarios. Los reflejos del Quirinale y de Génova han sido escasos, por no decir nulos. La derecha ni siquiera intentó una recusación preventiva de la magistrada ponente, Inmaculada Montalbán, nombrada a propuesta de los socialistas, cosa que por el contrario sí trató de hacer –sin éxito– cuando el Constitucional tuvo que pronunciarse acerca de la ley del aborto. Tampoco les va a servir de mucho consuelo su insistencia en que lo que se malversaba era “el dinero de los parados” o su tesis de que fue el PP quien desveló la trama. Ambas cosas son mentira.

Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.

La topografía (sucia) de los ERE

carlosmarmol · 5 julio, 2024 ·

Una de las razones (categóricas) de que en Andalucía no exista, como sucede en Catalunya u ocurre en el País Vasco, un sentimiento de identidad nacional, esa destilación de los anhelos de grandeur de las burguesías periféricas del XIX, es que por el Sur de España han transitado desde tiempos ancestrales –y se han ido asentando sin excesivas discordias– todas las culturas mediterráneas. El Mediodía español es un crisol de naturaleza mestiza. Nadie, salvo aquellos a los que, como decía Borges de los peronistas, cobran por serlo, cree devotamente en un hecho diferencial o en la existencia de un gen –sea biológico o mercantil– singular. Andalucía es una destilación bastarda en la que se mezclan muchos vinos distintos en diferentes odres. Sólo existe un elemento transversal en la mentalidad meridional: la voluntad de no volver a ser relegados por nadie –sea de derechas o de izquierdas– a un subdesarrollo que beneficie a otros a costa del porvenir de Andalucía.

Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.

Una abstracción judicial y una verdad empírica

carlosmarmol · 4 julio, 2024 ·

Es natural que un espectador ajeno a la política y lego en leyes contemple con asombro el espectáculo de ver a los dos órganos judiciales superiores de España pronunciarse de forma dispar, o abiertamente contradictoria, sobre los mismos hechos. El derecho no es una ciencia exacta. Al fin y al cabo, se basa en la exégesis (razonada) de las leyes y su fortaleza deviene de la capacidad de argumentación (jurídica) de sus ministros. Una sentencia debe explicarse a sí misma y persuadir –a las partes y al resto de la sociedad– de que hace realmente justicia. En el caso de la revisión por parte del Tribunal Constitucional de la condena del caso ERE, una trama clientelar organizada por altos cargos del PSOE andaluz que desviaron 680 millones de euros gracias a un sistema para subvencionar en serie, igual que en una cadena de montaje, despidos anticipados, incluso en empresas solventes, estas dos condiciones no se vislumbran. El Constitucional, por supuesto, se explica, pero sus razones no persuaden a todos. Incluidos cuatro de sus miembros, que han emitido votos muy críticos.

Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.

Catequesis y malversación

carlosmarmol · 4 julio, 2024 ·

“No te gobiernan textos, sino tratos”, escribió Francisco de Quevedo en uno de sus célebres sonetos satíricos contra los desmanes de la justicia y los negocios, no precisamente piadosos, de los magistrados en la España de su tiempo. El poeta madrileño, que murió sin ver resuelto el eterno pleito sobre su señorío en la Torre de Juan Abad, al cuidado postrero y piadoso de los frailes dominicos de Villanueva de los Infantes, sufrió en carne propia las arbitrariedades de los tribunales, que retorcían las pragmáticas, edictos y órdenes de la Corona –hablamos de una monarquía absolutista–, según fuera el interés en venta o conviniera al deseo ajeno de un tercero, a menudo a cambio de una bolsa llena de doblones. Quevedo no fue el primero en proferir maldiciones verbales contra alguaciles, letrados y abogados. Existía desde antiguo una larga tradición popular, vertida en el caudal del refranero, ese monumento a la gramática parda, que censura tanto la ignorancia como la venalidad de los jueces. Ambas cosas. Cabe concluir, por tanto, que en España el estamento judicial no suscita precisamente mucho afecto. De lo que no se guarda recuerdo, al menos en nuestra historia más reciente, es de que un gobierno, por injusto que sea, trabaje sin descanso, desde la mañana a la noche, en contra los jueces y a favor de delincuentes condenados mediante una sentencia firme.

Los Aguafuertes en Crónica Global.

La amnistía (cervantina) de los ERE

carlosmarmol · 2 julio, 2024 ·

“BUSQUE ACÁ en qué se le haga merced”. La respuesta que el Consejo de Indias envió a Miguel de Cervantes, recién rescatado de su cautiverio en Argel, para denegarle su petición de marcharse a América, ilumina, gracias a la magia de las analogías, las razones que han guiado a la mayoría de los magistrados del Tribunal Constitucional en la desactivación in extremis de la sentencia del caso ERE, el ejemplo más alto –por seguir con los símiles cervantinos– de corrupción que vieron los siglos pasados y verán los venideros en Andalucía. Del ejemplo cervantino se desprende ya una primera conclusión: hacer merced no equivale a hacer justicia. La decisión del Constitucional, que se erige a sí mismo como tribunal de casación, abriendo un inquietante precedente en relación al Supremo, es una gran merced, pero no un acto cabal de justicia. Dicho lo cual, hay que admitir que la mayoría del TC es coherente con el relato del PSOE sobre este caso, aunque sea en términos irónicos: el punto y final de una trama de clientelismo político, tras trece años de instrucción dirigida por tres magistrados diferentes, cosa que acostumbra a obviarse, y avalada sin excepción por las instancias judiciales que han revisado el asunto, no podía resolverse al gusto de los condenados más que con un desenlace de naturaleza homónima.

Las Tribunas de El Mundo.

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Ilustraciones: Daniel Rosell