Tengas pleitos y los ganes, dice el refrán. Es justo lo que ha ocurrido. El Ayuntamiento de Sevilla ha vencido en el litigio judicial que desde 2006 mantenía con el Gobierno central por el control patrimonial de los terrenos del antiguo cauce fluvial de Los Gordales que, entre otros usos, permiten a la ciudad ubicar allí desde hace décadas el recinto de la Feria de Abril. La ciudad efímera de todas las primaveras.
Política
La ley de la gravedad
Dos años después de la épica mayoría de los veinte empezamos a asumir la realidad. Ya era hora. El alcalde, cuyo mandato ha sobrepasado el ecuador, ha querido celebrar su segundo aniversario pidiendo más paciencia al respetable –que empieza a cansarse– y simulando dar un golpe en la mesa del urbanismo sevillano al anunciar una “actualización” del Plan General. No parece propio de alguien que lleva tanto tiempo en la Alcaldía incurrir en contradicciones de este tenor. El regidor hispalense se mueve como un péndulo: de un extremo al contrario sin dar señales de saber situarse en algún punto intermedio. Mala cosa.
El dragado, game over
Balón al suelo. El Gobierno central, que no es precisamente un repentino converso al ecologismo ni un furibundo amante de la sostenibilidad –véase la reforma de la ley de Costas–, enfrió el viernes el inusitado entusiasmo del lobby sevillano que defiende que Sevilla debe convertirse en Algeciras para contar con algún modelo económico industrial. Cañete, cuyo apellido se presta a un sinfín de pareados que vamos a obviar, explotó el globo que lleva inflando meses, si no años, el extraño consorcio de intereses que forman sindicatos, empresarios, el Puerto de Sevilla y el alcalde Zoido (Juan Ignacio), incluidos sus comisionistas en un Plan Estratégico que todavía nadie conoce.
Régimen de protocolo
El episodio tendría su punto indígena si tras la última EPA Sevilla no se estuviera desangrando por los cuatro costados. No es el caso. Al PP, ganador de las últimas elecciones autonómicas, le ha explotado un problema en el Ayuntamiento de Tomares, gobernado por el número dos de los populares en Andalucía, José Luis Sanz. Mejor dicho: el problema, que en principio se circunscribía al ámbito local, ha pasado a ser materia de política autonómica porque el regidor tomareño ha sido acusado de gastar fondos municipales en comidas, mariscos y puros por un concejal andalucista que hasta hace poco era su socio de gobierno en este municipio.
La casa tomada
“Se puede vivir sin pensar”.
Julio Cortázar.
Al igual que en los espejos de los coches, en la vida existe un ángulo muerto. Un punto de fuga donde las perspectivas presentes desaparecen y la visión resulta un ejercicio completamente imposible. Es un espacio diminuto, pero puede convertirse en causa directa de un accidente mortal por la ceguera que sobreviene si su tamaño se torna excesivo. Un peligro similar amenaza a Sevilla, sólo que su particular ángulo muerto es la estampa que, entre todos, aunque unos más que otros, hemos construido para poder expresar nuestra identidad.