“Tan gloriosa es una bella retirada como una gallarda acometida”. Gracián, maestro en el arte de las paradojas, elogiaba con estas palabras esa extraña costumbre –tan escasa en política– de saber cuándo debe irse uno de un sitio, sea trono, ministerio, magistratura o una humilde concejalía. El tiempo nos alcanza a todos y, desde Roma, la función capital de los mejores siervos –sobre todo si los señores tienden al endiosamiento– es pronunciar el sagrado conjuro del memento mori. A la generación de los socialistas históricos en Andalucía –una quinta que siempre ha caminado impulsada por el generoso viento de la historia reciente– no le gusta, en general, que nadie le recuerde que la vida, y sobre todo el triunfo, es un nirvana efímero. Existen algunas excepciones. Acaso la más elocuente sea la de Francisco Toscano, alcalde de Dos Hermanas, la segunda ciudad en tamaño de Sevilla y la novena urbe de la región. El exregidor nazareno –el gentilicio de los naturales del municipio coincide con el término que designa a los originarios de la bíblica Nazaret–, siempre desde un segundo plano, ha sido una figura importante en la historia del PSOE en el Sur. Hace unos días dejó voluntariamente la Alcaldía cumplidos los 72 años de edad, después de diez mayorías absolutas consecutivas. Se ha retirado invicto, como los primitivos dioses griegos o los estoicos patricios romanos.
Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.
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