“Qui potest plus, potest minus”. Los juristas resumen con esta frase latina el principio general que, en Derecho, establece que una persona con poder puede adoptar decisiones inferiores en importancia a aquellas para las que ha sido investido. Lo que no contemplaron nunca los antiguos doctores en jurisprudencia –probablemente porque contradice el sentido común– es que un gobernante, en un momento de crisis tan grave como el provocado por el coronavirus, al que además se le añade un quebranto económico del que, igual que un iceberg, de momento sólo estamos viendo una mínima parte de su extensión, se dedicase al ejercicio estéril de la vanidad, que es un rasgo de indudable carácter absolutista. Igual que Napoleón se coronó emperador a sí mismo bajo el crucero de Notre Dame, con cuya destrucción por el fuego, hace un año, comenzó una rueda de infortunios que todavía no ha cesado, el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla (PP), ha desatado una polémica en el Sur al fabricarse un escudo de armas (sin armas), igual que los viejos hidalgos con aspiraciones de grandeza. Shakespeare, que para estas cosas es infalible, escribe en su Enrique VI: “La gloria es como un círculo en el agua que nunca termina de ensancharse, hasta que a fuerza de dilatarse se pierde en la nada”.
Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.
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