¿Qué se puede hacer con 95 millones de euros? Muchísimas cosas, entre ellas intentar abrirle una vía de agua –ya veremos con qué consecuencias– a la Moncloa a ocho meses escasos para las elecciones locales y autonómicas. Y, por supuesto, provocar. “La capacidad de atención del hombre es limitada y debe ser constantemente espoleada por la provocación”, escribió Albert Camus. A juzgar por la reacción –en unos casos crítica; en otros, agresiva– con la que el ministerio de Hacienda o la Generalitat han recibido el anuncio de Juan Manuel Moreno Bonilla de suprimir el impuesto de patrimonio no cabe duda de que el presidente de la Junta se ha situado en el centro de la diana: el debate político desde hace una semana, con episodios constantes, gira sobre la idea de reducir los impuestos como fórmula para ganar rápidamente apoyo popular. Unos lo censuran; otros lo elogian. Todos hablan de este asunto. Los costes sociales de semejante medida han pasado asombrosamente a un segundo plano. En términos políticos, la estrategia del PP ha conseguido su objetivo: otras autonomías empiezan ya a emular a Andalucía, entre ellas Valencia, aunque con un enfoque distinto, y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ultima un paquete fiscal que incluye un nuevo impuesto a las grandes fortunas para diluir la táctica del PP, que redobla su guerra fiscal proponiendo ahora reducir el IVA de los productos básicos. Menos impuestos, más madera (populista).
Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.
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