Todos los políticos llevan agazapado en su interior a un gramático, a un director de periódico y a un inquisidor. Dependiendo de cuál de estos tres personajes predomine sobre el resto, obtendremos el retrato psicológico exacto de aquel que pretende gobernarnos. En el caso del Adelantado Marín, envidia de las academias y líder (relativo) de Cs en la Marisma, tal tríada se transforma en una cuádruple persona, una por cada uno de sus títulos gubernamentales. El vicepresidente lleva cierto tiempo con la locuacidad disparada y varias semanas concertando entrevistas –que son soliloquios– para hacerse notar y anunciar, sin que nadie se lo haya preguntado, que es muy urgente hacer una crisis en el gobierno del escabeche, pero que, bajo ningún concepto, deberíamos llamarle por su nombre, sino con un piadoso eufemismo, igual que –según él, que estudió todas las artes del Trivium– tampoco debemos decir “rebrotes”, sino “casos positivos” de coronavirus para que los hoteleros no pierdan reservas.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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